La identificación étnica no es un fenómeno reciente en Bolivia, país considerado como uno de los más "indios" de América del Sur. Sin embargo, la referencia a la etnicidad se ha hecho intensa, casi sistemática, desde mediados de los años 1990. La descentralización participativa establecida por el primer gobierno del Presidente Sánchez de Lozada (1993-1997) en un marco paradigmático de multiculturalismo liberal fue importante y favoreció un movimiento de etnicización. Son numerosos los nuevos espacios locales (políticos, cívicos o territoriales) que fueron progresivamente ocupados por organizaciones "campesinas", "indígenas" u "originarias". Al mismo tiempo, muchos representantes de esas organizaciones eran elegidos diputados u ocupaban funciones en las altas esferas del Estado. Así, a lo largo de esta última década, la vida política boliviana ha estado marcada por una presencia creciente de personal "indígena" cuyo paroxismo se produce con la investidura del actual presidente Evo Morales.