En el marco de una literatura medieval en la que no existen fronteras entre historiografía y hagiografía, el autor de la primera Crónica anónima introduce en su descripción de la vida del monasterio de Sahagún, desde sus orígenes hasta los años 1117, dos fragmentos centrados en la figura de los santos Facundo y Primitivo. En el contexto histórico crítico que representa la mitad del siglo XIII para el monasterio de Sahagún, lo milagroso hagiográfico aparece como un arma utilizada por el autor para consolidar la identidad de su comunidad. El análisis de la obra nos dejará entrever cómo este hábil artesano del verbo teje, de manera a la vez original y compleja, los hilos de lo maravilloso que rodea a Facundo y Primitivo hasta crear una memoria de los santos que sirva la eficacia de su discurso historiográfico.