En el cuadro del proceso de modernización emprendido por las élites latinoamericanas tras las independencias, éstas se confrontan con problemas similares y algunos actores, muchos de ellos científicos, promueven una cooperación a nivel regional. Esta dinámica se traduce en la organización de congresos científicos y médicos a partir de finales del siglo XIX; hasta 1908, se observan dos tipos de congresos: por una parte, los que se titulan “latinoamericanos” y que reúnen países de América del Sur (principalmente Argentina, Brasil y Chile); por otra parte, los congresos “panamericanos” donde están presentes países de América Central y Estados Unidos. A partir de 1908, hay una reunificación bajo la bandera del panamericanismo. El análisis de estos congresos permite primero identificar a los científicos y a la ciencia como actores importantes de la circulación de normas, prácticas y hombres a nivel regional, proceso que constituye un “acervo” que va a ser reutilizado en las futuras iniciativas de cooperación intelectual en el sub-continente. Los congresos latinoamericanos constituyen también un observatorio poco movilizado para estudiar las relaciones de Argentina, Brasil y Chile, la manera como cada uno se posiciona en la región. Por fin, la fusión de los dos tipos de congresos en el cuadro del panamericanismo ofrece la posibilidad de subrayar la gran ambivalencia de este movimiento, que puede ser considerado tanto como un instrumento al servicio del “imperio informal” de Estados Unidos como una oportunidad de mayor cooperación regional para los actores latinoamericanos.