Los testamentos de los criollos de la ciudad de Toluca a mediados del siglo XVII revelan los vínculos entre los amos y sus esclavos. Se observa cómo, a la hora de la muerte, muchos criollos deciden dar la libertad a sus esclavas y esclavos, tanto porque les "tienen afecto" como porque necesitan que se queden a la cabeza de su casa, en particular para seguir criando a sus hijos cuando son padres de familia viudos. Esos testamentos permiten percibir toda la complejidad de los vínculos entre criollos, negros y mulatos viviendo en una misma casa, así como la diversidad de las formas de servidumbre urbana. También, esos ejemplos, originarios de una ciudad secundaria, de entorno rural, de la Nueva España, permiten matizar la idea generalizada de un desprecio sociocultural para con los esclavos y de una segregación estricta entre categorías.